Pedro Sánchez -PSOE -PSICODRAMA

Voy a pintar
Las paredes con tu nombre, mi amor
Para que sepas
Que te quiero de verdad.
Tus ojos son
Como el cielo todo azul, todo amor
Tu boca es,
Es tan dulce como miel
Paredes feas
Al escribir tu nombre se llenarán
De lindas flores
Tan lindas como tú
Voy a pintar
Las paredes con tu nombre, mi amor
Para que sepas
Que te quiero de verdad.
Tus ojos son
Como el cielo todo azul, todo amor
Tu boca es,
Es tan dulce como miel
 
Writer(s): Jose Luis Borsani Selva
 

Foto: Gonzalo Pérez

Se puede salir llorado y se puede salir valiente

Pedro Sánchez está -dice- reflexionando sobre si la política vale la pena en ese mar de fango que es el presente global. Además de lo oportuno que resulta centrar la atención sobre su sufrimiento en el contexto de la campaña electoral a las elecciones en Cataluña, cuando un Puigdemont envalentonado estaba ya reclamando cantidades milmillonarias para refinanciar la autonomía, no deja de sorprender que este golpe de efecto coincida con la noticia de que Francia ha enviado más información sobre las escuchas con el programa Pegasus. El software en cuestión es de creación israelí y el espionaje se atribuye a Marruecos. Conviene recordar que al poco de aflorar por primera vez la noticia de estas escuchas, Sánchez se avino a reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara y lo hizo recitando dócilmente un texto que pareció dictado por Estados Unidos, utilizando exactamente las mismas palabras que Biden al referirse al mismo tema; Estados Unidos e Israel están prestando apoyo a «nuestro vecino del Sur» en numerosas áreas, de tal manera que quizá puede decirse que el país del rey Mohamed VI se convierte en una gran base americana. En 2023 Marruecos e Israel «acordaron ampliar su cooperación a áreas como la inteligencia, la defensa aérea y la guerra electrónica durante la primera reunión del comité de seguimiento de la colaboración de ambos países en el ámbito de la Defensa, celebrada este lunes y martes en Rabat». Añadía: “Hay una cooperación en defensa muy profunda. No puedo revelar todo por razones obvias, pero puedo decirles que se están haciendo transacciones muy, muy grandes entre Israel y Marruecos en campos muy importantes de la cooperación en defensa”.
Me asombra que los diarios españoles no dediquen más atención a esta relación considerando las enormes consecuencias que tiene para los españoles y considerando también el uso que hacen nuestros «amigos-enemigos» de la emigración ilegal como medida de presión sobre los países europeos. Recuérdese que Biden mantuvo una reunión con Sánchez donde se acordó, o dijo que se acordaba, enviarnos parte del aluvión de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos atravesando la frontera mexicana con el pretexto de la lengua compartida. En el proyecto de expulsar a los palestinos de sus territorios, los ultras de Israel tenían –publicó el ABC— a España como destino de una porción de los forzados al éxodo, so pretexto de que a fin de cuentas nosotros somos árabes! Por no dejar de hablar del papel de la OTAN como pelele de Estados Unidos en materia de defensa de sus valores y sus estrategias. Recuérdese que durante el gobierno de Trump este exigía que nuestros países aumentaran hasta un 2% el gasto en defensa -naturalmente, en armas compradas a las corporaciones americanas–, sin conseguirlo porque el tipo no era respetable. El senil Biden -es decir, los que lo manejan– ha montado dos guerras con lo que ha reflotado la economía y puesto en crisis a Europa. La del Reino Unido tras el Brexit no se puede disimular –Estados Unidos animaba a los british a avanzar en su ruptura con Europa prometiendo apoyo económico, si una crisis parecida a la ruina es el apoyo incondicional al que se referían es para echar a correr sin mirar atrás–, y Alemania también está en decadencia, en una situación como el país no conocía desde hace décadas. Otro tanto puede decirse de Francia.

Me extraña que en España no se escuche o se lea a los escritores de más relieve sobre el problema y sus muchas aristas –aparte de lamentar la muerte de quince mil niños en Gaza bajo las bombas de Netanyahu–, mientras en Francia y en Italia la discusión ocupa horas y más horas desde las posiciones más dispares; tampoco oigo comentarios ni análisis sobre la propuesta que están planteando varios gobiernos de Europa de crear un organismo de defensa estrictamente europeo, justamente para no depender del «amigo americano». Se acusa a Estados Unidos –y yo pensé en este país en primer lugar– de ser el responsable del sabotaje del Nord Stream, pero en la televisión noruega emitieron un documental de cosecha nórdica que planteaba otra hipótesis: Skyggekrigen (Guerra en la sombra) de la que se hizo eco The Guardian destacaba la presencia de rusos en las proximidades del lugar donde se produciría el sabotaje. Otras hipótesis apuntan a un grupo ucraniano, pero desligado de su presidente; aquí el móvil sería obvio. El espionaje de Rusia sobre los países nórdicos los llevó a arrojarse en brazos de la OTAN después de décadas de neutralidad. Finlandia tiene cerrada una de sus fronteras, la que la une a Rusia, para evitar la llegada de emigrantes procedentes de terceros países -Afganistán–.

Cozarinski - en ausencia de guerra novela

Intrigada por esta estrecha relación entre Marruecos e Israel -y por detrás Estados Unidos–, busqué en los periódicos cuál sería el origen de esta amistad. Atribuí la súbita alianza al miedo del rey marroquí a un avance islamista, como el que se produjo desde los años 90 en Argelia y países vecinos. Pero fue una novela la que inesperadamente me ofreció una muy buena explicación: En ausencia de guerra, de Edgardo Cozarinski, autor judío argentino que demuestra conocer bien la tramoya de muchos casos políticos de los que ha quedado fijada una imagen. El argumento es original, aun ateniéndose al tópico de la carta que obliga a su destinatario en una peripecia que cambia su destino. El argumento abarca desde los años de la dictadura hasta el presente de los dosmiles. En cierto momento, el protagonista, judío argentino como el autor, refiere que Marruecos prestó durante la segunda guerra mundial refugio a judíos que escapaban de la persecución nazi. Sabemos cómo gestiona Israel este periodo. Conociendo este dato –es decir, la deuda por saldar que da paso a una alianza entre países–, se entiende también que, como publicaron en su momentos algunos periódicos, Mohamed VI acudiera ni más ni menos que al Mossad pidiendo protección al saberse -o sentirse– amenazado. Dicho de otro modo, si el pasado brinda la base de una mutua lealtad, los conflictos y  ambiciones del presente propician que el vínculo pasado se transforme en una alianza político económica de recíproco interés. Con la penetración de Rusia y China en África, y la explotación despiadada de sus recursos, los clásicos y los nuevos tesoros, Estados Unidos se habría quedado con escasa capacidad de maniobra y de influencia e Israel –que viene a ser una corresponsalía de los USA en Oriente Medio– sería el cabeza de puente de los intereses  norteamericanos. Este sería el motivo por el que Pedro Sánchez necesita estar a buenas con Marruecos: Marruecos ya no es Marruecos sino que lleva consigo a Israel y a Estados Unidos. Poca broma. Conocemos bien la falta de escrúpulos de ambos.

Entonces, aunque la llamada «guerra sucia» que el área reaccionaria y facha encendió hace unos diez años por tratarse de una guerra de desgaste logra en cierto momento que el ánimo flaquee y se sientan ganas de enviarlo todo a la mierda, extraña que Pedro Sánchez se sienta  tentado de echarlo «todo» a rodar después de haber atravesado momentos más graves –la epidemia de Covid o el reflujo de la aventura independentista –porque a su mujer le inventen o le descubran tráfico de influencias tras ascender profesionalmente en el relente del poder de su marido.

Muy recientemente, el primer ministro irlandés dimitía «por sorpresa». De ascendencia india y gay, alegaba motivos personales y políticos; entre estos últimos se le reprochaba no haber gestionado bien conflictos y desórdenes instigados por la ultraderecha a cuenta de la inmigración ilegal –aquí vemos cierto parecido con la situación de Sánchez–, pero sin olvidar el papel reciente de Irlanda liderando las denuncias contra la guerra desatada por Netanyahu desde octubre del 2023. Valdría la pena conocer si esos «motivos personales» son un arriar velas ante el peligro de que salgan a la luz secretos que prefería mantener guardados.

El mismo patrón de dimisión instantánea después de cabrear a los israelíes –y especialmente a su facción sionista– se ha dado en el caso de nada menos que la rectora de Harvard. De la noche a la mañana aparece su tesis con extensas secciones plagiadas a otro especialista, lo cual da al traste con su prestigio y la incapacita para el cargo. Da la impresión de que a determinadas personas se les ha permitido ascender teniendo la seguridad de guardar un as en la manga con que mantenerlos obedientes o liquidarlos cuando convenga. La causa de la discriminación positiva que llevó a una mujer negra al cargo más elevado de una de las más prestigiosas universidades está siendo minada en los últimos años de un lado por falta de las habituales aportaciones económicas de los potentados de siempre, de otro por la protesta de los aspirantes asiáticos que alegaban discriminación -pese a su mejores calificaciones y mejor posición económica–. Ceder a la presión de los asiáticos –extranjeros y americanos- ¿sería una forma de cultivar un conveniente soft power en las muy complicadas relaciones con China?

De todo lo dicho se entiende que no me creo que la razón de fondo de Sánchez sea la protección de su familia. Tiene gabinetes de comunicación y agenda suficiente para desactivar con una campaña de prensa los ataques y volverlos contra sus enemigos a base de hacer públicas sus modos. Dice sentirse solo después de haber minado la fuerza de sus aliados naturales –Podemos hundido y Sumar rozando el desastre. Izquierda Unida afantasmada y ERC con un pie en el precipicio. Sus alianzas de ocasión con ERC, Junts o Bildu demuestran que es el tipo capaz de meterse en la jaula de las fieras e hipnotizarlas, dándoles la espalda al salir convencido de que saldrá indemne.

El lunes veremos qué prestidigitación nos ha preparado. Los catalanes que creían tenerlo agarrado por los cojones tienen que bailar de nuevo al son que marca él. Si el lunes no cambian las leyes sobre el acoso demostrará que su carta y el psicodrama que ha seguido son nada más que una maniobra para distraer a adversarios y enemigos.